por Macarena
Urenda Salamanca
Las cifras reveladas por el
censo 2012 nos muestran entre otros aspectos, la paradoja de un país que tiene cifras de
país desarrollado, pero está todavía en
vías de serlo. En efecto si miramos en detalle los datos, estos revelan que
Chile es un país que se enriquece, que ha dado un salto cualitativo importante tanto
en la incorporación de la mujer al trabajo remunerado, como en el ingreso mayoritario de jóvenes al sistema de educación superior, que ha aumentado su esperanza de vida y que presenta un notorio descenso en la
tasa de fertilidad.
Estos números si bien reflejan notorios
avances en relación a censos anteriores y muestran que Chile, tal como lo afirma Roberto
Mendez de ADIMARK, en los últimos 25
años ha tenido la etapa más larga de prosperidad económica en toda su historia,
también nos plantean desafíos importantes que debemos enfrentar y resolver. En síntesis si bien tenemos logros de país similares a los de los
países desarrollados, un análisis más
detallado revela carencias importantes
en nuestra legislación y en nuestra cultura como por ejemplo políticas de
familia, laborales, y de protección a grupos más desvalidos como la tercera
edad, que debemos superar si queremos ser realmente un país plenamente
desarrollado.
Uno de estos desafíos es el
tema de la población. Según la cifras Chile se está convirtiendo en un país
envejecido y subpoblado. Por lo
anterior, se hace necesario generar políticas públicas orientadas a favorecer
los nacimientos y a proteger y dar
beneficios a las familias numerosas. Hoy
un número significativo de mujeres está
optando por vivir sola y no tener hijos o tener uno o dos. Probablemente esto
ocurre, entre otras razones, porque no encuentra incentivos suficientes
para cambiar su estilo de vida. Esta
generación de políticas de protección a
la familia, debe ser combinado con medidas que sigan favoreciendo la incorporación de la mujer al
trabajo pero que permitan que ella
concilie su vida familiar con la laboral. Situación, que parece fácil de
abordar, y es sin embargo uno de los temas más difíciles de lograr ya
que muchas veces las empresas no facilitan esa conciliación debido a que sus
horarios son muy rígidos y tienden a
mantener una cultura laboral creada exclusiva o mayoritariamente para los
trabajadores de sexo masculino. Esto se percibe por ejemplo, en los
horarios, jornadas rígidas de trabajo, en las horas extra y en general a que en las
empresas de nuestro país existe la tendencia a
premiar más por la permanencia y
antigüedad en el cargo que por el logro de objetivos laborales concreto.
Otro tema a debatir es el tema de la tercera edad. Hoy día
la esperanza de vida de los chilenos alcanza 78,5 años lo que por cierto
constituye un tremendo logro. Actualmente los adultos constituyen un
porcentaje mayor de la población chilena y viven más tiempo. Es importante
entonces generar políticas destinadas a activar la vejez algo que en si constituye
un problema para las sociedad modernas. La pregunta es cómo mantener a las
personas mayores de 65 años socialmente activas y responsables ya que acá no se
trata solamente que las personas vivas más tiempo sino que sus condiciones de
vida sean de buena calidad. Para esto hay que pensar en mejorar pensiones,
salud y beneficios generales como transporte, seguridad y accesos
para la tercera edad.
Este Censo nos deja tareas
importantes que debemos asumir si queremos realmente lograr ser un país plenamente
desarrollado y con condiciones de vida justas para todos
los chilenos.