lunes, 28 de noviembre de 2011

La mujer y las brechas en su remuneración


Macarena Urenda S. 


Leo en la prensa los resultados de la  decima versión del premio “mujeres lideres 2011”. Mujeres de todos los sectores de la sociedad y de todas las edades y representaciones laborales,  ideológicas y profesionales son distinguidas hace ya 10 años por un importante diario nacional a través de un jurado que este año eligió a las destacadas entre más de 700 nominadas por el público en todo el país. La iniciativa  es positiva por cuanto refleja un interés de reconocer a las mujeres destacadas y premiarlas por su esfuerzo y contribución al desarrollo del país. 

Sin embargo este mismo diario publica también entre sus páginas los resultados de una investigación realizada  por el Instituto Nacional de Estadísticas,  INE,  que señala que los ingresos de las mujeres profesionales son un 35% menores que los de los hombres. La brecha,  según muestra la investigación, es incluso mayor que entre los empleados promedio del país aunque la mayor diferencia se observa entre los trabajadores independientes donde llega casi al 40%. Resulta al menos curioso que, a pesar de que hay muchas investigaciones que señalan que el rendimiento académico de las mujeres es similar o a veces superior al de los hombres y otros tantos que muestran que las mujeres somos responsables, dedicadas y eficientes en nuestro trabajo, En Chile el mercado parece seguir privilegiando a los hombres por sobre las mujeres en términos de su sueldo.

Aunque este estudio no avanza en explicar las razones de estas diferencias de sueldo, no es difícil adelantar algunas hipótesis.  La primera es que a nivel de sentido común se sigue suponiendo que la mujer constituye un segundo sueldo en el hogar lo que no sólo muchas veces no es así. Baste ver los numerosos estudios que hay en nuestro país  acerca de  lo que se ha llamado la feminización de la pobreza, lo que básicamente significa que    muchos hogares son sostenidos únicamente por mujeres solas  y esos son los más pobres. Sin embargo,  aun cuando esta premisa del segundo sueldo sea cierta en algunos casos, esto no es objetivo. La remuneración debe ser fijada en términos de la calidad del trabajo realizado y no del género de quien ejerce ese trabajo ni  de suposiciones  respecto de su necesidad de recibir esa remuneración.  Hay que trabajar  para que las mujeres seamos remuneradas en la forma en que merecemos. De lo contrario,  pese a los avances observados, todavía seguiremos  siendo discriminadas.