En medio de todo este ajetreo que
a ratos resulta agotador, aunque que para mí es siempre entretenido, siempre
dedico algunas horas a reflexionar acerca de cómo ha sido el año. El fin de año
parece ser el momento ideal para
detenerse y recordar todo lo que nos ha ocurrido
en los últimos 12 meses. Este tiempo debe ser destinado a revisar, analizar, rememorar, perdonar, y sobre todo agradecer. Con
humildad, paciencia, y espíritu positivo
para no quedarnos pegados en aquello que a nuestros ojos no resultó, que nos molestó, que nos hirió
o que nos decepcionó. Cuando este ejercicio se hace con sinceridad y sin trampas, siempre surge la otra perspectiva,
que nos muestra que no todo fue tan malo como creíamos y que en ese camino que percibimos como plagado de dificultades, surgieron muchas risas, nuevas experiencias, aprendizajes
y encuentros. Y lo más importante es que, aunque no lo
parezca, el sólo hecho de haber
revisado en profundidad y a solas lo que hace poco vivimos, nos
permitirá avanzar hacia el futuro, dejando atrás el año viejo y comenzar uno nuevo renovados, llenos de signos de esperanza.
Porque la vida tiene caminos
misteriosos y si los miramos sin prejuicios nos damos cuenta que son
probablemente mucho mejores y más fructíferos que los que nunca, ni en nuestros mejores sueños, pudimos imaginar.
Les deseo un
muy Feliz año nuevo en compañía
de sus seres queridos, pleno de paz y
prosperidad.
Macarena Urenda S.