por Macarena Urenda S.
Es indudable que los últimos meses en Chile, debido a las movilizaciones promovidas inicialmente por los estudiantes universitarios a la que luego se sumaron los secundarios, la educación ha ocupado el centro de la atención pública. Antes de eso, salvo episodios mediáticos excepcionales (recordemos por ejemplo el episodio del vaso de agua arrojado a la ex ministra de Educación, Mónica Jiménez) los temas educativos no ocupaban los primeros páginas de los diarios ni estaban en los noticiarios de la TV ni en los debates radiales. Tampoco en Facebook, Twitter u otras redes sociales. Este hecho es indudablemente positivo ya que todos sabemos que la educación es la gran herramienta para la movilidad social. En efecto, es a través del sistema educativo un país como Chile puede aspirar a lograr disminuir de una vez por todas las grandes desigualdades sociales que todavía subsisten en nuestro país. Y eso al parecer lo entendemos todos ya que en los últimos 20 años el crecimiento del sistema de enseñanza superior ha sido impresionante. Baste decir que, a comienzos de los 90 el sistema de enseñanza superior matriculaba en total menos de 250.000 estudiantes y en el año 2009 ya sobrepasaba los 830.000. Esto se ha logrado en importante medida por el crecimiento de la educación superior privada con y sin fines de lucro.
Este crecimiento explosivo de la matricula ha generado cambios sociales significativos ya que muchos de esos estudiantes que se encuentran matriculados en la enseñanza superior tienen padres que no lograron terminar la enseñanza secundaria. Muchos de esos estudiantes también, ingresaron a instituciones acreditadas y por ello tuvieron acceso al denominado crédito con aval del estado CAE un sistema de financiamiento que les permitía estudiar y luego pagar sus estudios un vez que estaban ejerciendo como profesionales. Es cierto, el crédito CAE tiene un interés que no se compara al de los estudiantes que estudian en las Universidades del Consejo de Rectores. Un logro obtenido por las movilizaciones de las marchas ha sido bajar el interés del crédito de un 5.9 a un 2%
Es difícil analizar en una columna todas las transformaciones que ha experimentado el sistema educativo en los últimos 20 años y sus efectos sociales, pero hay un hecho innegable: Chile ya cambió y muchos alumnos, cuyos padres jamás soñaron con mandarlos a la educación superior, no sólo están dentro del sistema sino que quieren, legítimamente, que éste sea de mejor calidad y más barato. Es preciso tener cuidado sin embargo al analizar críticamente el actual sistema. “Que los árboles no nos impidan ver el bosque”. Mejorémoslo pero también reconozcamos lo que se ha logrado en términos de movilidad social e igualdad de oportunidades. Y lo que se puede seguir logrando si las cosas se hacen bien.
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