Si hay un tema que socialmente está lleno de prejuicios es el dinero y
más todavía en lo que respecta a las mujeres. Por lo general no se nos educa en
el concepto del dinero y, aunque las
cosas han cambiado mucho últimamente, muchas de nosotras crecimos en una época donde
era de mal gusto hablar de dinero y nunca nos preocupamos seriamente de éste
hasta que una crisis financiera afectó
nuestra vida y tuvimos que enfrentar el tema
en la mayoría de los casos sin saber cómo. En efecto para muchas mujeres
incluso con educación universitaria, el
manejo y comprensión de las finanzas no es nunca una prioridad hasta que algo
grave ocurre y cuando sucede puede muy tarde para poder cambiar el rumbo de
cómo van las cosas.
Sin embargo, si queremos ser mujeres autosuficientes, debemos cambiar
nuestra actitud respecto del dinero y no esperar llegar a una crisis para ocuparnos seriamente de este tema en
nuestras vidas. Es cierto que el dinero
puede no ser lo más importante en la vida pero representa muchos valores
fundamentales en nuestras vidas: la libertad, la independencia, ser capaces de hacernos
cargo de nuestra propia vida, tomar
nuestras propias decisiones, poder
ayudarnos a nosotras mismas y a nuestros seres queridos y en síntesis, mejorar
nuestra calidad de vida.
Pero ¿cómo hacerlo? Lo primero es olvidarnos del mito de que no somos
capaces de manejar nuestro dinero. Es cierto que necesitamos algo de educación
financiera pero eso no es tan difícil de lograr con una buena asesoría y con
mucho sentido común, aunque hay que tener mucho cuidado en ver con quienes nos
asesoramos y distinguir entre quienes buscan aconsejarnos y quienes sólo buscan vendernos algo.
Pero también debemos cambiar
nuestra forma de ver el dinero. Debemos dejar nuestros prejuicios de lado para
visualizarlo de manera positiva, confiar en nosotras mismas para administrarlo
y sentir que merecemos tenerlo. En Chile se han realizado varios estudios que
muestran que las mujeres somos ahorrativas y buenas pagadoras y que no solemos
asociar el dinero al ego sino más bien a la seguridad propia y de nuestras
familias. Eso significa que una vez que superamos nuestros prejuicios y
mejoramos nuestra información de finanzas personales, tenemos grandes posibilidades de
transformarnos en unas muy buenas administradoras de este.
El concepto debe ser el de una mujer rica; tengo riqueza en mi vida. Es lo que soy, es lo
que merezco. Porque, el dinero representa muchas cosas pero
al hacerme cargo de mi vida financiera doy un paso importante hacia la libertad. Una
vez que obtienes independencia financiera, llegas un punto donde tienes que cruzar la
línea y tomar tus propias decisiones. Si
lo haces, creces.
Macarena Urenda S.