Debo
confesar que todavía no he visto la película. Y no ha sido precisamente por
falta de ganas. Pero ha sido tal el revuelo que ha causado que no puedo menos
que comentarla en esta columna.
Hay a mi juicio varias razones para que se haya
dado ese fenómeno de tan gran notoriedad. En primer término, es bueno decir que el cine chileno está dando que hablar. Gloria es una película dirigida por
Sebastián Lelio y escrita por Gonzalo Maza que fue estrenada el 10 de febrero
2013 en el festival internacional de Berlin. El filme relata la vida intimista de una mujer que
aborda la entrada a una nueva etapa al cumplir sesenta años, buscando el amor
tras su separación. Gloria, Paulina García,
quien ganó el oso de Plata a la mejor actuación femenina por el papel, tiene
58 años y está sola en la vida. Para compensar el vacío, llena sus días de
actividades y por las noches busca el amor en el mundo de las fiestas para
solteros adultos. Esta frágil felicidad en la que vive se altera cuando conoce
a Rodolfo ( Sergio Hernández ), un hombre de 65 años, recientemente separado,
que se obsesiona con ella. Gloria comienza un romance, pero éste se va complicando
a
causa del complejo vínculo de Rodolfo con su anterior familia. Esta relación, a
la que Gloria se entrega porque intuye que podría ser la última, acabará por
hacerla estrellarse contra la cruel realidad del mundo.
El director, dice que
se inspiró en su madre y en su generación, que considera que no ha sido
abordada, ya que hoy día en el mundo, hay una suerte de obsesión con la
juventud.
Lelio sostiene que Gloria es
un personaje casi universal: «A esa edad se abre ahora un nuevo capítulo, un
nuevo episodio de vida. El mundo está lleno de Glorias, no sólo en Chile
sino que también en otros países. La
película reivindica los derechos de esa generación a seguir viviendo, bailando,
con el convencimiento de que aún queda mucho camino por delante».
Y es precisamente
este tema es lo que me parece más fascinante:
esta película ha sacado a la luz
la vida de muchas mujeres tanto en Chile como en otros países, que podrían ser Gloria. En efecto, de acuerdo
a la encuesta CASEN 2011, sólo en
nuestro país son más de 426.000 las mujeres entre 50 y 60 años que no están
casadas ni conviven. Y esta realidad va
en aumento a nivel mundial debido por una parte a que la expectativa de vida ha crecido
especialmente la del género femenino y por otra, a que son muchas las mujeres que deciden separarse
después de los 50 años y vivir una vida a solas.
Las razones dicen ellas son muchas: la autonomía, y el temor de repetir lo que
vivieron sus madres, aguantando una vida que no les satisfacía por miedo la
soledad, al que dirán, a las penurias
económicas. Esto sin embargo ha cambiado para ellas. Según un reciente artículo
publicado en el suplemento tendencias de la Tercera “Ellas crecieron escuchando
las ideas sobre la emancipación femenina pero al mismo tiempo sus madres les
recalcaron la importancia de quedarse en la casa y criar” (La Tercera
Tendencia 18 de mayo) sin embargo ahora
que ya ha pasado la época de la crianza se han liberado y han vuelto a
resignificar su rol camino a la tercera edad enfocándolo a guiar sus vidas hacia donde quieren ir. ¡Bien por todas las Glorias de este país!
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